"Para amar no hay que “morir de amor”, sufrir, desvanecerse, perder el norte, ser uno con el otro o perder la identidad: eso es intoxicación afectiva. Cuando confundimos el enamoramiento con el amor, justificamos el sufrimiento afectivo o su conmoción/arrebato/agitación y terminamos enredados en relaciones negativas que nos amargan la vida, porque erróneamente pensamos que “así es el amor”. "