lunes, 2 de junio de 2014


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domingo, 1 de junio de 2014


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sábado, 31 de mayo de 2014


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viernes, 30 de mayo de 2014


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jueves, 29 de mayo de 2014


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miércoles, 28 de mayo de 2014


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martes, 27 de mayo de 2014


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lunes, 26 de mayo de 2014


¿Por qué seguimos en una relación insana, a sabiendas de que no nos aman? Esperar a que te quieran puede ser una de las experiencias más humillantes y tristes: "Ya no me abraza, ya no se preocupa por mí" o "Nunca me he sentido realmente amada o amado". ¿Qué esperas, entonces?

Mendigar amor es la peor de las indigencias, porque lo que está en juego es tu persona, y si el otro, el que está por "encima", acepta dar limosnas, no te merece. ¿Quién tiene el poder en una relación? No es el más fuerte, ni el que tiene más dinero, es el que necesita menos al otro. Si tu pareja puede prescindir de ti mucho más fácil de lo que tú puedes prescindir de él o ella, hay que equilibrar la cuestión. Una persona honesta jamás estaría con alguien a quien no ama para aprovecharse de ciertos beneficios, llámese comodidad, dinero, compañía, etcétera.

Si no te quieren, no es negociable. ¿Qué vas negociar, qué acuerdos vas a. proponer si no hay sentimiento, ni ganas ni deseo? ¡Que mala consejera puede ser a veces la esperanza! En ocasiones, la crudeza de la realidad o la más dolorosa desesperanza nos quita la carga de un futuro inconveniente. Si bajara un ángel y te dijera que tu pareja nunca podrá amarte de verdad, por lo menos como te gustaría, ¿seguirías manteniendo la relación? ¿Qué harías? Para mi es claro que si alguien titubea o duda de "que me ama, no me ama. "Dame un tiempo", "Déjame pensarlo" o "No estoy seguro": excusas o mentiras.

Si es evidente que no te quieren y sigues allí a la espera de ¡a resurrección amorosa, dispuesta o dispuesto a responder a cualquier insinuación, te extralimitaste: estás del otro lado. Y si tú. Sensación de insatisfacción afectiva persiste a pesar de tus justos redamos, ya tienes resuelto el problema. No hay dudas: no te aman, y alguien tiene que irse.

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domingo, 25 de mayo de 2014


¿Hasta dónde debemos amar?: 
Algunas razones para no seguir

Obviamente, no hasta el cielo. El límite lo define tu integridad, tu dignidad, tu felicidad. El límite de lo aceptable se traspasa cuando tu vocación y anhelos pasan a un segundo plano, cuando la vida comienza a convertirse en algo tan pre-decible como inseguro, cuando el "ser para el otro" te impide el "ser para ti". Si te pasaste de la raya y estás en el lado oscuro del amor, es probable que quieras regresar a lo que eras antes, a la tranquilidad de aquella soledad bien llevada.

Cuando establecemos las condiciones de un amor de pareja saludable, definimos una zona, una demarcación realista más que romántica, a partir de la cual una relación debe terminarse o transformarse, así el sentimiento amoroso exista. Pasar los límites de lo razonable (v.g. respeto, maltrato, infidelidad, desamor) no implica que el afecto tenga que disminuir necesariamente, sino que a partir de ese punto, el amor por sí solo no justifica ni valida el vínculo afectivo debido a los costos psicológicos, morales, físicos y/o sociales. En una relación de pareja constructiva, lo que en verdad interesa es la conveniencia/ congruencia interpersonal, es decir, qué tanto la persona que amas le viene bien a tu vida y qué tanto concuerda con tus nietas, intereses y necesidades, e igual para el otro lado. A partir de ciertos límites (cuando no te aman, cuando se ve afectada tu autorrealización o cuando vulneran tus principios) el amor propio y el auto-respeto comienzan a trastabillar y la dignidad personal pierde su potencia, así el amor insista y persista.

"Adoración importante: Si en verdad, tal como dicen algunos filósofos, el amor verdadero no tiene límites intrínsecos, pues, en las relaciones de carne y hueso habrá que ponérselos. Esto no implica amar menos, sino amar de una manera realista y decorosa. Es cierto que a veces no tenemos el poder de desenamorarnos a voluntad, pero sí podemos dejar de magnificar el amor y alejarnos de una relación afectiva destructiva, así sea con esfuerzo y dolor Auto-control, sufrimiento útil, lucidez de una mente pragmática. Dejar el alcohol gustándome el alcohol; dejar la droga, gustándome la droga. Y en una relación afectiva malsana y destructiva, decir: Te amo, pero te dejo".

¿Cuándo pierde el amor su sentido vital? Al menos, en tres situaciones: primero, cuando no te quieren; segundo, cuando tu realización personal se ve obstaculizada; y, tercero, cuando se vulneran tus principios. Dicho de otra forma: estaré a tu lado .siempre y cuando me sienta amada o amado, pueda llevar adelante mis proyectos de vida y no vulneres mis principios y valores. De no ser así, el amor y la pareja deberán entrar en cuarentena.

Tomado del Libro Los límites del Amor. Walter Riso

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Progresiva
En las etapas tardías de la codependencia, los codependientes pueden:


  • Sentirse aletargados.
  • Sentirse deprimidos.
  • Retirarse y aislarse.
  • Experimentar una pérdida total de la rutina diaria y de la estructura.
  • Abusar de sus hijos o ser negligentes hacia ellos y hacia otras responsabilidades.
  • Sentirse desesperanzados.
  • Empezar a planear cómo escapar de una relación que sienten como una trampa para ellos.
  • Pensar en el suicidio.
  • Volverse violentos.
  • Sufrir una enfermedad emocional, mental o física de gravedad.
  • Experimentar trastornos en la alimentación (comer en exceso o demasiado poco).
  • Volverse adictos al alcohol y otras drogas.

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sábado, 24 de mayo de 2014


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Miscelánea
Los codependientes tienden a:


  • Ser extremadamente responsables.
  • Ser extremadamente irresponsables.
  • Volverse mártires, sacrificando su felicidad y la de los demás por causas que no requieren sacrificio.
  • Encuentran difícil sentirse cercanos a la gente.
  • Se les dificulta divertirse y ser espontáneos. Tienen una respuesta completamente pasiva a la
  • codependencia: lloran, se sienten lastimados, se sienten desamparados.
  • Tienen una respuesta completamente pasiva a la codependencia: lloran, se sienten lastimados, se
  • sienten desamparados.
  • Tienen una respuesta completamente agresiva a la codependencia: se muestran violentos, iracundos,
  • son dominantes.
  • Combinan respuestas pasivas y agresivas.
  • Son vacilantes en sus decisiones y emociones.
  • Lloran cuado sienten ganas de llorar.
  • Siguen fieles a sus compulsiones y a la gente, auque les hiera.
  • Se sienten avergonzados de sus problemas familiares, personales o de sus relaciones.
  • Se sienten confundidos por la naturaleza del problema
  • Encubren, mienten, y protegen el problema.
  • No buscan ayuda por que se dicen a sí mismos que el problema no es tan grave en realidad, o que ellos no son suficientemente importantes.
  • Se preguntan por qué el problema no se esfuma.


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"Haría cualquier cosa por ti, si me lo pidieras". ¿Quién no ha dicho esta frase alguna vez en su vida, bajo el efecto hipnótico del enamoramiento? ¿Y cuántos no se han arrepentido luego? Amor sin límites, sin condicionamientos, libre de pecado y más allá del bien y del mal. Existir para el otro, vivir para el amor, consagrarse a él y realizarse por medio suyo, junto a la persona amada.

Y si eres mujer, la cosa es peor: "Estás hecha para amar", afirmaban sin pudor pensadores de la talla de Rousseau y Balzac.

Amar hasta reventar, hasta agotar reservas, hasta "morir de amor", como cantaba Charles Aznavour. Romanticismo a ultranza, descarado, febril, ilimitado, que todo lo justifica, hecho para valientes, para quienes están dispuestos a entregarse hasta la médula y sin recato, no importan las consecuencias. La consigna del amor irracional es terminante: si no hay abdicación del yo, si la subordinación al amor no es radical, entonces ese amor no es verdadero.

Sacrificio y amor van de la mano, dice la sabiduría popular, porque así fue concebido por la civilización desde los comienzos. ¿Que ya está pasado de moda, que el postmodernismo ha erradicado totalmente tal concepción? Lo dudo. Pienso que la exigencia de un amor irrevocable y sometido al otro sigue tan vigente como antes, aunque más solapado y maquillado por las reivindicaciones y conquistas sociales, sobre todo las feministas.

Obviamente no se trata de vivir sin amor y negar el hecho de que en algunas relaciones, tal como decía Roland Barthes en su libro Fragmentos para un discurso amoroso, arder es mejor que durar. Nadie desdeña la experiencia amorosa en sí misma, sino las terribles secuelas de su idealización sin fronteras. Los mitos, en psicología cognitiva, son ideales inalcanzables, salidos de toda posibilidad y anclados en un deber ser definitivamente contraproducente y sin sentido.

No se trata de destruir el amor, sino de reubicarlo, ponerlo en su sitio, acomodarlo a una vida digna, más pragmática e inteligente. Un amor justo y placentero que no implique la autodestrucción de la propia esencia, ni que excluya de raíz nuestros proyectos de vida. El amor no lo justifica todo, no es Dios, aunque hayamos establecido esa correlación a través de los tiempos.

¿Por qué no lo deja, señora? ¿Por qué no se salva y escapa a la indiferencia y el maltrato psicológico que la están destruyendo? ¿Por qué sigue ahí, si sabe que él la engaña con otra mujer? La respuesta es patética: "No puedo, lo amo".
Si el amor, en cualquiera de sus formas, se nos presenta como la máxima aspiración de vida, no podremos vivir sin él y haremos cualquier cosa para obtenerlo y retenerlo, independiente de los traumas que pueda ocasionar.

Se supone que no hay amor auténtico sin dimisión absoluta. Amor estoico, dispuesto a todo, cuanto más insensato, mejor.
Amor en cantidades apabullantes, desmedido, ahogarnos en él hasta perder el sentido de la proporción y de la propia vida. ¿Acaso no se trata de eso? ¿Acaso el amor no es lo más sustancial?, gritan a los cuatro vientos los enamorados del amor. Pues no: el culto al sacrificio sentimental ilimitado es una epidemia que aniquila vidas y al cual nos sometemos inexplicable y embelesadamente como ovejas al matadero.

Cuando alguien agobiado por la presión del otro y "limitado en sus libertades básicas dice sinceramente: Me cansé, hay que prepararse, porque ha empezado la" transformación, un nuevo ser está en marcha.

Aunque en la actualidad, tal como afirmé antes, los valores de realización personal e independencia han comenzado a instalarse en la mente femenina, el paradigma de la renuncia de sí o el ser para el otro, como afirmaba Simone de Beauvoir en el segundo sexo, siguen ejerciendo un peso considerable en la manera de pensar de millones "de mujeres en todo el mundo. La idea de que ellas son el pilar de la familia y que, por tanto, deben estar dispuestas a hacer cualquier tipo de sacrificio para defender la unidad y felicidad del grupo familiar es similar a la del soldado que muere por una causa o el hombre que lo hace por el honor Valores que son antivalores: el deber de la despersonalización que se sustenta en la sacralización de un amor desmedido. No importa que debas sacrificar estudios, profesión, vida social y hasta las ganas de vivir: si te deprimes en nombre del amor, esa depresión será santificada.

Según esta filosofía amorosa insensata, es apenas natural que los condicionamientos sociales pongan a tambalear cualquier tipo de autonomía. Una de mis pacientes, una abogada prestigiosa que llevaba casada doce años, me aseguraba que sólo podía sentirse realizada cuando su "esposo estaba alegre y contento: Si él está bien, yo estoy bien, es así de sencillo. Sólo quiero verlo feliz. Cuando le" pregunté por sus necesidades, me respondió:"Verlo bien...". Cuando insistí sobre qué cosa la hacía feliz a ella independiente de él, me respondió:"Hacerlo feliz. No quiero otra cosa". La repetición mecanizada de la adicción, perseverar en un amor que se recrea a sí mismo en el otro.
Ya no había lugar en su mente para que entrara información discrepante. Su bienestar había quedado, por obra y gracia de un amor totalitario, indisolublemente ligado al estado de ánimo de su pareja: "Tu felicidad es la mía".

Recuerdo una canción de Bryan Adams, "Todo lo que hago lo hago por ti", que dice en una sus estrofas:
Tómame como soy, toma mi vida Daría todo lo que pudiera sacrificar No me digas que no vale la pena No lo puedo evitar, no hay nada que quiera más Sabes que es así Todo lo que hago, lo hago por ti.

En una relación convencional, bajo el amparo de la tradición sentimentalista y el espíritu de sacrificio, los intereses personales caducan y vivir para el otro se convierte en mandato. Amor heroico, inmolación de la propia identidad, que las abuelitas en su sabiduría llamaban la cruz del matrimonio. En los amores enfermizos, cuya norma es la dependencia y la entrega oficial sin miramientos, el desinterés por uno mismo se convierte en imperativo. Toda forma de independencia es sospechosa de egoísmo, mientras el desprendimiento y el altruismo relamido son considerados un acercamiento al cielo y un pasaporte a la salvación. No sólo hay que vivir para el prójimo, sino también, legal y moralmente, para la persona que supuestamente amamos, sin excepciones.

Dicho de otra forma: la propuesta afectiva implícita que aún persiste en la mayoría de las culturas amantes del amor desesperado, inclusive en muchas de las llamadas culturas liberadas o liberales, sigue siendo la misma que ha caracterizado la historia del amor desde sus comienzos: Amar es dejar de ser uno mismo. No se trata de vincularse en libertad, sino de desaparecer en el ser amado. Pura absorción.

Si suponemos que el amor de pareja no tiene límites, si hacemos de la abnegación una forma de vida, es apenas natural que no sepamos cómo reaccionar ante cualquier situación afectiva que nos hiera o degrade. Una vez pasamos el límite de los principios, devolverse no es tan fácil porque ya estamos enredados en la maraña de sentimientos que hemos fabricado y en los deberes que hemos asumido.

¿Qué se supone que deberíamos hacer cuando la persona que amamos viola nuestros derechos? Si el costo de amar a nuestra pareja es renunciar a los proyectos de vida en los cuales estamos implicados, ¿habrá que seguir amando? Y si no podemos dejar de amar, ¿habrá que seguir alimentado el vínculo?
Se me dirá que cualquier relación de pareja requiere de aceptación y que la convivencia afectiva implica renunciar a ciertas cosas. Vale. Es apenas obvio que para estar en pareja hay que negociar muchas cosas, sin embargo, el problema surge cuando la supuesta negociación excede los límites de lo razonable, es decir, cuando afecta directamente la valía personal o cuando los "pactos de convivencia" fomentan la destrucción de alguno de los miembros. El ágape (compasión) también tiene sus contraindicaciones. Ante un bebé o una persona gravemente incapacitada es natural no esperar nada a cambio. Nadie niega que haya momentos en los que el yo pase a un segundo plano, pero si esta ayuda se lleva a cabo de una manera compulsiva, maternal o paternalista, habremos entrado al terrible mundo de la codependencia.

Acoplarse a las exigencias razonables de cualquier relación afectiva, acercarse al otro sin perder la propia esencia, amar sin dejar de quererse a sí mismo, requiere de una revolución personal, de cierta dosis de subversión amorosa que permita cambiar el paradigma tradicional del culto al sacrificio irracional por un nuevo esquema en el que el auto-respeto ocupe el papel central. ¿Amar con reservas? Sí, con la firme convicción de que amarte no implica negociar mis principios.

Donde hay juegos de poder o relaciones de dominancia se necesita la política. Platón definía la política como el arte de vivir en sociedad. El amor de pareja es una comunidad de dos, donde nos asociamos para vivir de acuerdo con unos fines e intereses compartidos. La regulación de la lucha por el poder en la pareja, que puede ser implícita o explícita, del manejo de los conflictos interpersonales es pura política. Mandar y obedecer, rebelarse y desobedecer, golpes de estado de puertas para adentro: las feministas dicen que lo privado también es política. ¡Cuánta razón tienen!

Tomado del libro Los Límites del Amor. Walter Riso

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viernes, 23 de mayo de 2014


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El Primer Paso nos pide que admitamos dos cosas: una, que somos impotentes ante nuestra adicción: dos, que nuestra vida se ha vuelto ingobernable. En realidad, nos costaría mucho admitir una cosa sin la otra. La ingobernabilidad es la manifestación de la impotencia. Hay dos tipos generales de ingobernabilidad: una externa, que los demás perciben;  y una interna o personal.
La ingobernabilidad externa suele identificarse por cosas tales como detenciones, pérdidas de trabajo y problemas familiares. Algunos miembros hemos estado presos, o jamás hemos podido mantener ningún tipo de relación durante más de un par de meses. Otros hemos estado separados de nuestra familia y ésta nos ha pedido que no volvamos a verla.
La ingobernabilidad  interior o personal suele manifestarse en sistemas de convicciones enfermizos o falsos sobre nosotros mismos, el mundo en que vivimos y las personas que nos rodean. Tal vez creamos que no valemos nada, o que el mundo gira alrededor de nosotros -no sólo que debería girar, sino que lo hace-. Quizás pensemos que ocuparnos de nosotros no es asunto nuestro; que alguien debería hacerlo. O que la responsabilidades que asume una persona corriente como parte de la vida son una carga demasiado grandes para nosotros. Puede que reaccionemos exageradamente o que casi no reaccionemos en absoluto ante los acontecimientos de la vida. La inestabilidad emocional suele ser uno de ls indicadores más evidentes de la ingobernabilidad personal

1.- Qué significa para mí ingobernabilidad?

2.- Me han detenido alguna vez o he tenido problemas legales como consecuencia de mi adicción? He hecho alguna cosa por la que podrían haberme detenido si me hubieran atrapado? Qué cosas?

3.- Qué problemas laborales o escolares he tenido como consecuencia de mi adicción?

4.- Qué problemas he tenido con mi familia como consecuencia de mi adicción?

5.- Qué problemas he tenido con mis amigos como consecuencia de mi adicción?

6.- Insisto en que se hagan las cosas a mi antojo? qué efecto ha tenido esta insistencia sobre mis relaciones?

7.- Tengo en cuenta las necesidades de los demás? qué efectos ha tenido mi falta de consideración en mis relaciones?

8.- Asumo la responsabilidad de mi vida y mis actos? Puedo cumplir con mis responsabilidades diarias sin agobiarme? Cómo ha afectado esto mi vida?

9.- Me derrumbo cada vez que las cosas no salen como quiero? Cómo ha afectado esto mi vida?

10.- Me tomo cada dificultad como un insulto personal? Cómo ha afectado esto mi vida?

11.- Tengo la mentalidad de quien está todo el tiempo en crisis y reacciona a cada situación con pánico? Cómo ha afectado esto mi vida?

12.- Ignoro las señales de que algo puede andar mal con mi salud o con mis hijos, pensando que todo se arreglará por sí solo? Describe la situación.

13.- He estado alguna vez en peligro real y he sido indiferente o incapaz de protegerme por culpa de mi adicción? Describe la situación.

14.- He hecho daño a alguien como consecuencia de adicción?

15.- Tengo rabietas o reacciono a mis sentimientos de otras maneras que disminuyan el respeto por mí mismo o mi dignidad? Descríbela.

16.- Tomaba drogas o me dejaba llevar por mi adicción para cambiar o reprimir mis sentimientos? Qué intentaba cambiar o reprimir?

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Problemas sexuales
Algunos codependientes:


  • Son niñeras en el dormitorio.
  • Tienen relaciones sexuales cuando no tienen ganas.
  • Tienen relaciones sexuales cuando preferirían que los abrazaran, los protegieran y los hicieran sentirse amados.
  • Practican relaciones sexuales cuando están enojados o heridos.
  • Se rehúsan a disfrutar del sexo porque están muy enojados con la pareja.
  • Tienen miedo de perder el control.
  • Les es difícil pedir lo que necesitan en la cama.
  • Se alejan emocionalmente de la pareja.
  • Sienten repugnancia sexual hacia la pareja.
  • No hablan de ello.
  • De todas maneras, se esfuerzan en tener relaciones sexuales.
  • Reducen el sexo a un acto técnico.
  • Se preguntan por qué no disfrutan su vida sexual.
  • Pierden interés por el sexo.
  • Inventan razones para abstenerse de él.
  • Desean que su pareja sexual muriera, se fuera o sintiera los sentimientos del codependiente.
  • Tienen fuertes fantasías sexuales acerca de otras personas.
  • Consideran tener o tienen un affaire extraconyugal.


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jueves, 22 de mayo de 2014


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Los adictos reaccionamos a la palabra "impotencia" de muchas maneras. Para algunos era sencillamente la descripción más apropiada de nuestra situación y admitimos nuestra impotencia con una sensación de alivio. Otros rechazamos la palabra relacionándola con la debilidad o creyendo que indica algún tipo de deficiencia de carácter. Comprender el concepto de impotencia -y lo esencial que resulta admitirla para nuestra recuperación- nos ayudará a superar todos los sentimientos negativos que podamos tener sobre este concepto.
Somos impotentes cuando la fuerza que impulsa nuestra vida está fuera de control. La adicción sin duda puede ser considerada como una fuerza impulsora e incontrolable. No podemos moderar ni controlar el consumo de drogas ni otros comportamientos compulsivos, aunque eso implique perder las cosas que más nos importan. No podemos parar, aunque la consecuencia de continuar sea, con toda certeza, un daño físico irreparable. Nos sorprendemos haciendo cosas que jamás habríamos hecho de no ser por la adicción, cosas que nos hacen estremecer de vergüenza cuando nos acordamos. Quizás hasta decidamos que no queremos consumir, que no vamos a consumir y veamos que, si se presenta la oportunidad, sencillamente somos incapaces de parar.
Es posible que hayamos intentado abstenernos del consumos de drogas o de otros comportamientos compulsivos durante algún tiempo sin un programa (tal vez con cierto éxito), sólo para acabar descubriendo que la adicción sin tratar nos lleva otra vez al punto de partida. Para trabajar el Primer Paso, debemos demostrarnos nuestra propia impotencia en un nivel profundo.

1.- Ante qué, exactamente, soy impotente?

2.- Qué cosas he hecho durante mi adicción activa que nunca haría centrado en mi recuperación?

3.- Qué cosas he hecho para mantener mi adicción que iban completamente en contra de todos mis valores y creencias?

4.- De qué forma cambia mi personalidad cuando me dejo llevar por la adicción? (por ejemplo, Me vuelto arrogante? Egocéntrica? Mala? Pasiva hasta el punto de que no puedo ni protegerme? Manipuladora? Quejumbrosa?

5.- Manipulo a otras personas para mantener mi adicción? Cómo?

6.- He intentado dejar de consumir y me he dado cuenta de que no podía? He dejado de consumir por mi cuenta y la vida me pareció tan dolorosa sin drogas que mi abstinencia no duró mucho? cómo fueron esas épocas?

7.- De qué forma mi adicción me ha hecho daño a mí y ha hecho daño a los demás?

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Ira
Muchos codependientes:


  • Se sienten muy asustados, heridos y enojados.
  • Viven con gente atemorizada, herida y llena de ira.
  • Tienen miedo de su propia ira.
  • Tienen miedo de la ira de otras personas.
  • Piensan que la gente se alejará si la ira entra en escena.
  • Piensan que otras personas los hacen sentirse enojados.
  • Tienen miedo de despertar la ira en los demás.
  • Se sienten controlados por el enojo de otras personas.
  • Reprimen sus sentimientos de enojo.
  • Lloran mucho, se deprimen, comen en exceso, se enferman, hacen cosas malvadas y sucias para vengarse, actúan de manera hostil, o tienen estallidos temperamentales violentos.
  • Castigan a los demás por hacer enojar a los codependientes.
  • Se avergüenzan por haberse sentido enojados.
  • Se sienten avergonzados y culpables por sentir ira.
  • Sienten cantidades crecientes de ira, resentimiento y amargura.
  • Se sienten más seguros con su ira que con sus sentimientos heridos.
  • Se preguntan si alguna vez no se sentirán enojados.


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No importa qué digan los poetas, no amamos con el corazón, sino con el cerebro. Podemos inventar el amor de pareja en el día a día, construirlo a nuestra imagen y semejanza, e incluso trascenderlo o abandonarlo. Si el amor sólo fuera sentimiento y emoción pura, quedaríamos inevitablemente a la merced de sus altibajos y fluctuaciones. Sin embargo, los consultorios psicológicos están repletos de mujeres y hombres valientes que rebaten la idea de que el amor es incontrolable y totalmente irracional. El amor completo, el que incluye pasión (eras), amistad (philia) y ternura (ágape), no llega de improviso como un demonio o un ángel que se apodera de nosotros, también existe la voluntad de amar o de no amar. No sólo el amor nos "posee", también lo poseemos a él: nadie es víctima del amor sin su propio consentimiento.

Nuestra cultura ha hecho una apología al amor incondicional, el cual parte de una idea altamente peligrosa:"Hagas lo que hagas te amaré igual".Es decir, que a pesar de los engaños, los golpes, el desinterés o el desprecio, si los hubiera, en nada cambiarían mi sentimiento. Más allá de mi dignidad y a cualquier precio, hagas lo que hagas, te amaré per sécula seculórum. Amor ilimitado, irrevocable y eterno. ¿A quién se le habrá ocurrido semejante estupidez? Si el amor lo justificara todo, estaría por encima de los derechos humanos, la justicia y la ética. Entraríamos en un "todo vale" afectivo que funcionaría como una bomba de tiempo, donde el "ser para el otro" quedaría automáticamente validado y el "ser para sí" sería considerado una herejía. No importa qué digan los románticos: ser incondicional en el amor, amparado en la quimera del amor verdadero, promueve el sufrimiento feliz, el desinterés por uno mismo y la renuncia al yo.
Algunos pensadores y personajes se han referido al amor romántico con innumerables epítetos: doloroso e inexpugnable; como una conmoción (Werther), duelo anticipado (Barthes), terror/ansiedad (Winnicott), enfermedad (Platón), amargo ejercicio (Gabriela Mistral), tristeza placentera (Campoamor), ímpetu ciego (Marañen), curiosidad superior (Flaubert), en fin, la lista sería de nunca acabar. Pero insisto: el amor pasional, la manía, el arrebato que nos transporta y apega es sólo una parte de la experiencia afectiva.

Realmente, ¿nunca esperas nada a cambio de tu pareja, ni siquiera una mínima retribución? No seamos hipócritas. Si eres fiel, esperas fidelidad; si das sexo, esperas sexo; y si das ternura, no esperas un golpe. El mito del amor sin límites ha hecho que infinidad de personas establezcan relaciones totalmente dañinas e irracionales, en las que se promulga el culto al sacrificio y la abnegación sin fronteras. "Vivo para ti", "Mi felicidad es tu felicidad": amor andrógino, dependencia feliz, adicción bendita. ¿Y después qué? ¿Cómo escapar si me equivoqué? Si el amor teórico y celestial es ilimitado y no conoce condiciones, el amor terrenal las necesita, y con urgencia. Basta mirar cualquier indicador sobre maltrato y relaciones disfuncionales para darse cuenta de que los llamados "males del amor" ya conforman un problema de salud pública.

¿Quién dijo que hay que soportarlo todo o resignarnos a una vida insulsa y sin sentido, por amor? ¿De dónde sacamos que para el amor no hay ley? No sólo traspasa los límites racionales del amor quien vulnera los principios de la persona supuestamente amada, sino quien acepta sumisamente el desamor, la descalificación, el engaño o cualquier otra forma de ofensa. Si nunca te indignas con tu pareja, pueden pasar dos cosas: o vives en el autoengaño o estás viviendo con un santo o una santa, lo cual es igualmente preocupante.

Reconocer que existen ciertos límites afectivos no implica necesariamente dejar de amar, sino aceptar la posibilidad de modificar la relación en un sentido positivo o simplemente alejarse y no estar en el lugar equivocado, aunque duela la decisión. Aun así, algunas personas parecen tener una conexión directa entre el sistema límbico (encargado de sentir) y el lóbulo prefrontal (encargado de pensar), y en tal sentido son capaces de dejar de amar si no se sienten amadas. Una paciente me decía: "En cuanto supe que no me amaba lo dejé de amar instantáneamente. Qué se habrá creído el muy idiota". Un dic basado en el orgullo, aún no estudiado por la ciencia, que hace que el amo» no correspondido pierda su sentido. Afortunados quienes lo logran.

Si crees que el amor lo justifica todo y que amar es tu principal fuente de realización, el amor se convertirá en una obsesión y no serás capaz de renunciar al afecto o a tu pareja cuando debas hacerlo. La máxima es como sigue, así el miedo y el apego te bloqueen la mente y ablanden tu corazón: no importa cuánto te amen, sino cómo lo hagan. El buen amor es un problema de calidad total.

Cuando estás en una relación en la que no te aman como quisieras o no te respetan, pero sigues allí aferrada o aferrado pese a todo, esperando el milagro de una resurrección imposible, pasaste los límites del amor razonable e inteligente. Existe un punto donde la línea de lo no negociable se desdibuja y perdemos el norte.
Este libro habla del amor de pareja y está dirigido a todas aquellas personas que quieren vivir el amor de una manera más tranquila y sosegada y sin tanta irracionalidad. El mensaje es que no necesitas "amar el amor sobre todas las cosas" para vivir en pareja y que hay límites a partir de los cuales el amor se transforma en enfermedad o adicción. Para amar no debes renunciar a lo que eres. Un amor maduro integra el amor por el otro con el amor propio, sin conflicto de intereses: "Te quiero, porque me quiero a mi mismo, porque no me odio”.
Y si amarte implica aniquilar mi autoestima, prefiero la compañía de mi vieja amiga, la soledad.

El libro está dividido en cuatro partes, que puedes leer en orden o puedes empezar por cualquiera de ellas. En la primera, me refiero a los límites del amor saludable, y resalto cómo y por qué se nos va la mano en el amor. Las preguntas claves son: cuáles son los límites del amor y cómo podemos identificarlos. En la segunda parte, analizo por qué nos cuesta tanto ponerle límites al amor y me concentro en algunos pensamientos negativos responsables (sobre el amor, sobre uno mismo, sobre los mandatos sociales y sobre el futuro). En la tercera parte, "Contra el sacrificio", hago una diferencia entre la entrega irracional, autodestructiva y denigrante que promueve la cultura de la abnegación, con especial énfasis en el papel de la mujer (síndrome de la nodriza, la geisha y la empleada) y la dedicación saludable, que sugiere amar sin renunciar a uno mismo y sin olvidarse de la pareja; también señalo una diferencia entre el individualismo responsable y el individualismo irresponsable. En la última parte, relaciono el amor con los valores y los derechos humanos, partiendo de dos pilares fundamentales: el amor democrático y el amor digno. Finalmente, presento una guía reflexiva para aprender a amar sin renunciar a lo que somos.

Necesitamos hacer una revolución afectiva, y esto es válido para ambos géneros. Para lograr modificar los paradigmas que tenemos sobre las relaciones afectivas, debemos revisar nuestras concepciones tradicionales sobre el amor en general y el amor de pareja en particular, a la luz de un conjunto de valores renovados. En realidad, no sé si Dios es amor, pero de lo que estoy seguro es que el amor interpersonal, el que nos profesamos en el día a día, aquí en la Tierra, está bastante lejos de cualquier deidad.

Espero que este libro guíe al lector y a la lectora a aterrizar el amor en algún corazón que valga la pena y los lleve a descubrir que la experiencia amorosa es un arte que habita un punto medio, tan cerca del corazón como de la razón.

Introducción de Los Límites del Amor. Walter Riso

Posted on 12:00:00 a.m. by Unknown

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DIOS EN CARNE Y HUESO


Una vez escuche una historia en la iglesia, de un niño que le temía a la oscuridad. Una noche, su padre lo arropo en la cama, se despidió de él y apago la luz. Pero cuando el padre intentaba irse, el niño le pedía que se quedara con distintas excusas: un beso, un vaso de agua, ir al baño. Finalmente el chico le cuenta al padre que le teme a la oscuridad, y de permanecer solo en la habitación. El padre le contesta: “no temas, hijo,  Dios esta acá contigo”. El niño responde: “bueno, ¿podrías quedarte acá también?. Creo que esta noche necesito alguien de carne y hueso.
A veces pienso que también necesito  un Dios de carne y hueso. Especialmente cuando me siento solo con mis problemas. En estos momentos Dios se convierte en un Ser de carne y hueso y viene a ayudarme en la forma de un miembro de OA. Cuando me siento mal, cuando peleo, cuando estoy triste, enojada o sola, llamo a alguien de OA y siempre encuentro alivio. Alguien está allí para escucharme,  compartir su experiencia y ofrecerme esperanza. Esa persona me deja llorar y decir cosas tontas e irracionales. Me dice que esto, también, va a pasar, que no hay razón para comer, que Dios me ama y que las cosas van a mejorar. Me siento confortada y puedo respirar de nuevo y luego logro pensar en que necesito hacer después. Siento como si hubiera estado sentada en la falda de Dios, con mi cabeza en su pecho, abrazada por El, escuchando los latidos de su corazón. Es un sentimiento maravilloso.
Al recibir el amor y la aceptación de otros comedores compulsivos en recuperación, comprendo lo que Dios es en realidad.  Él sabe que algunas veces la mejor forma de consolar a uno de sus hijos es a través de otro de sus hijos; que algunas veces lo único que necesitamos saber es que alguien más ha estado donde nosotros estamos, que comprende lo que nos pasa y que ha salido de esto con éxito.
Un Dios así es confiable y cada vez es más fácil ofrecerle mi voluntad y mi vida, especialmente en lo que respecta a la comida. Después de todo, Dios está conmigo, en los momentos más duros me trata con cariño y me cuida.
Después de varios años continúo trabajando este programa, aprendiendo de Dios mientras experimento y compruebo sus cualidades en otras personas. Creo que nunca sabemos cuándo seremos nosotros “Dios en carne y hueso”. Uno de los milagros de este programa es que los comedores compulsivos en lucha continua que se sienten desesperados son útiles dentro de nuestra comunidad; simplemente escuchando a alguien en el teléfono, apadrinando o compartiendo antes, durante o después de una reunión, puedo compartir el amor de Dios  en el preciso momento en que alguien lo necesita. Puedo decir, sin saberlo, exactamente lo que la persona desea escuchar, de la misma manera en que, cuando llamo a alguien, esta persona hace lo mismo por mí.
De repente, puede ser que responder el teléfono o hacer llamadas parezco lo más importante. Compartir antes o después de una reunión da nuevas luces. Escribir un artículo es más divertido porque nunca sé cuándo seré la “carne y hueso” de Dios.

- Virginia – USA
Transcrito del libro En Busca de un Sendero Espiritual – colección de Lifeline
Reunión de OA

Posted on 12:00:00 a.m. by Unknown

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miércoles, 21 de mayo de 2014


Posted on 10:24:00 p.m. by Unknown

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Nuestra adicción acaba por llevarnos a un lugar donde no podemos seguir negando la naturaleza de nuestro problema. Cuando vemos claramente en qué se ha convertido nuestra vida, se derrumbaban todas las mentiras, justificaciones y fantasías. Comprendemos que hemos estado viviendo sin esperanza. Nos damos cuenta de que no tenemos amigos o estamos tan desconectados que nuestras relaciones son una farsa, una parodia del amor y de la intimidad. Quizás todo parezca perdido cuando nos encontramos en este estado, pero lo cierto es que debemos pasar por aquí para poder embarcarnos en nuestro viaje de recuperación.

1.- Qué crisis me llevó a la recuperación?

2.- Qué situación me llevó a trabajar formalmente el Primer Paso?

3.- Cuándo reconocí por primera vez mi adicción como un problema? Traté de solucionarlo? Si así es, cómo? Si no, por qué?

Posted on 10:04:00 p.m. by Unknown

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Falta de confianza
Los codependientes:


  • No tienen confianza en sí mismos.
  • No confían en sus sentimientos.
  • No confían en sus decisiones.
  • No confían en los demás.
  • Tratan de confiar en gente poco digna de confianza.
  • Piensan que Dios los ha abandonado.
  • Pierden la fe y la confianza en Dios.


Posted on 8:30:00 a.m. by Unknown

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martes, 20 de mayo de 2014


Posted on 10:23:00 p.m. by Unknown

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La negación es la parte de nuestra enfermedad que nos dice que no tenemos una enfermedad. Cuando estamos en negación, somos incapaces de ver la realidad de la adicción. Minimizamos su efecto. Culpamos a los demás apelando a las expectativas demasiado altas de nuestra familia, amigos o jefes. Nos comparamos con otros adictos cuya adicción parece "peor" que la nuestra. Tal vez culpemos a una droga en particular. Si ya llevamos tiempo abstinentes, quizás comparemos la manifestación actual de nuestra adicción con el consumo de drogas, y lleguemos a la conclusión de que nada de lo que hagamos hoy en día será tan malo como "aquello". Una de las formas más fáciles de saber si estamos en negación es ver que damos razones convincentes pero falsas sobre nuestro comportamiento

1.- He dado razones convincentes, pero falsas sobre mi comportamiento? Cuáles?

2.- He actuado compulsivamente movido por una obsesión y después me comporté como si en realidad hubiera planeado actuar de esa forma? Cuándo?

3.- De qué forma he culpado a los demás de mi comportamiento?

4.- De qué forma he comparado mi adicción con la de otros?  Es mi adicción "bastante grave" si no la comparo con la de nadie?

5.- Estoy comparando la manifestación actual de mi adicción con la manera en que vivía antes de estar limpia? Me atormenta pensar que ya debería saberlo?

6.- He pensado que ya tengo bastante información sobre la adicción y la recuperación como para controlar mi conducta y que no se me vaya de las manos?

7.- Estoy evitando actuar porque tengo miedo de avergonzarme cuando me enfrente a las consecuencias de mi adicción? Evito actuar porque me preocupa lo que piensan los demás?

Texto extraído de la Guía de Trabajo de los 12 Pasos de NA

Posted on 9:59:00 p.m. by Unknown

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1. La libertad de ser inexcusablemente TÚ

Usar una máscara te desgasta. Fingir es fatigoso. La actividad más laboriosa que puedes hacer es pretender ser quien sabes que no eres. Tratar de encajar en algún molde idealista de perfección es un juego de tontos. Es mucho más sabio ser tú mismo – con defectos y todo. Quítate la máscara y no pidas disculpa por ser quien realmente eres. Recuerda, la imperfección es belleza, la locura es genio. Es mejor ser ridículamente tú, que ridículamente aburrido tratando de ser igual que todos los demás. Lee The Mastery of Love. 

2. Una imaginación desinhibida

Si algo hemos aprendido como sociedad en las últimas décadas, es que la vida está cambiando cada vez más rápido con cada día que pasa. El mundo del mañana no se parecerá en nada al mundo de hoy. Y las personas con gran imaginación son las que no sólo viven allí, sino que también lo están creando.

3. Una mente abierta

Todas las personas que conozcas sabrán algo que tú no, todo el mundo te puede enseñar algo nuevo. El propósito de mantener una mente abierta no es simplemente para cambiar de opinión, es para ampliar tu mente para poder entender el verdadero potencial en cada momento de tu vida, para descubrir un yo que tenga la capacidad de ver más posibilidades y puntos de vista (incluso los que se oponen a los tuyos) y entonces elegir creativa, intuitiva y sagradamente seguir adelante.

4. El compromiso para fracasar hacia adelante

El fracaso es tan seguro como las puestas de sol y los desvíos. Así que ¿Por qué emplear energía evitando lo inevitable? Acéptalo. Cambia tu energía de protegerte del fracaso a exprimir todo lo que puedas de la vida. Aprende a estar cómodo con esa sensación de incomodidad de ir contra la corriente y probar algo nuevo. Hacer eso te llevará a lugares que nunca pensaste que podrías ir.
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5. Usar palabras de aliento

Las palabras son poderosas. Pueden crear o pueden destruir. Las simples palabras que elijas (en especial cuando te hablas a ti mismo) pueden ofrecerte ánimo y pensamientos positivos para seguir adelante, o pueden enviarte más hacia la desesperación. Así que elige tus palabras sabiamente.

6. Un ‘vaso’ lleno de cosas correctas

No es sólo si el vaso está medio lleno o medio vacío lo que importa. También tienes que ser consciente de con qué estás llenando tu vaso. Asegúrate de llenarlo con cosas que satisfagan tu alma: buenos amigos y familia para amar, pasiones que perseguir, sueños que cumplir, y generosidad para con los demás. Porque la única situación más trágica que ver el vaso medio vacío, es llenar el vaso hasta que rebalse, y darte cuenta de que no hay nada en el para satisfacer tu sed de una vida significativa.

7. Disfruta de lo que tienes

Lo que tienes que hacer es disfrutar del viaje mientras estás en él. Piensa en positivo, sé positivo y cosas positivas pasarán. No eches a perder las cosas que tienes por desear lo que no tienes. Disfruta de tus bendiciones ahora. Recuerda que lo que tienes ahora, fue alguna vez algo que deseaste. Celébralo. Trabaja en ser tan agradecido y feliz, que cuando los demás te miren, se vuelvan un poco más felices también.

8. El aprendizaje permanente

Eres simplemente el producto de lo que sabes, así que desarrolla una pasión por adquirir conocimientos. La pasión por el aprendizaje no es simplemente estudiar y obtener un título o el favor de tus maestros. Empieza en el corazón y el hogar. Lee por placer, haz preguntas, analiza y explota tus curiosidades. En otras palabras, aprende a amar de verdad el acto de aprender. 

9. Esperanza 

Recuerda, siempre es más oscuro justo antes del amanecer. Nunca subestimes la fuerza de tu voluntad de vivir después de una pérdida, de amar después de una angustia, o subir después de una caída. Porque aunque tus problemas puedan ser demasiado densos y oscuros en este momento como para ver la luz, eso no significa que no haya un fuerte espíritu dentro, o un hermoso amanecer más allá del horizonte.

10. Espiritualidad

La fe eleva tu visión del universo, tu mundo y tu vida. Sería sabio inculcar en tu mente que eres más que carne y sangre ocupando un espacio. También estás hecho de corazón, alma y voluntad. Y las decisiones en tu vida deben basarse en algo más que lo que los demás de carne y sangre están haciendo en el exterior.

11. Estabilidad y amor en el hogar

Un hogar estable se convierte en la base sobre la que se construye el resto de tu éxito. Inconscientemente, todos necesitamos saber que tenemos un núcleo familiar con el que podamos confiar, y que estará ahí para nosotros en las buenas y en las malas. La fidelidad a tu pareja es gran parte de esto. La fidelidad en cualquier relación íntima incluye más que sólo tu cuerpo, también incluye tus ojos, tu mente, tu corazón y tu alma. Protege tu sexualidad diariamente y dedícate por completo a la persona que amas.

12. Un temperamento positivo 

La ira puede ser útil para prestar atención a cuestiones que requieran tu respuesta, pero la ira por si misma no es una respuesta efectiva. Respira lenta y profundamente, y recuerda cuan más eficaz puedes ser manteniendo una actitud positiva, orientada a los resultados para el tema que tienes en las manos. No dejes que las acciones tontas, irreflexivas y destructivas de los demás te atrapen en un estado improductivo de ira. Toma nota de tu ira, déjala ir, redirige tu enfoque en ser tu mejor yo, y seguramente saldrás con una sonrisa.

13. Un sentido del humor

El que ríe, vive más. El sentido del humor es la mayor defensa contra los problemas menores, algo de lo que la vida está llena. Así que ríe tantas veces como puedas con los que te rodean, por tu bien y por el de ellos.

14. Hacer lo mejor que eres capaz de hacer. 

No te quejes de algo de lo que, de hecho, puedes hacer algo al respecto. Toma acción. Haz lo mejor que eres capaz de hacer. Cualquier cosa menor será engañarte a ti mismo. Los que consiguen más de la vida, son los que dan más. Encuentra algo que te apasione, y mantente tremendamente interesado en ello y enfócate en ello.

15. Ser el cambio que quieras ver

La felicidad, la libertad y la paz mental siempre se alcanzan al dar sin expectativas. La única manera de elevarte es elevando a los demás; para elevar tu mundo; para elevar todo en la vida un poco más alto. La alegría viene cuando das. La felicidad se vuelve tuya cuando la vives. Todo lo que necesitas, ya eres capaz de ser. Así que sonríe desde el corazón y cumple con tu destino en este precioso momento.

No pretendo plagiar sino compartir lo que a me sirve... lo que llega a mis manos y me parece un regalo de Dios
http://elartedesabervivir.com/15-regalos-que-puedes-darte-ti-mismo-de-forma-gratuita/

Posted on 11:48:00 a.m. by Unknown

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Límites débiles
Los codependientes a menudo:


  • Dicen que no tolerarán ciertas conductas en los demás.
  • Poco a poco incrementan su tolerancia hasta que pueden tolerar y hacer cosas que habían dicho que
  • nunca harían.
  • Permiten que otros los lastimen.
  • Se preguntan por qué se sienten tan lastimados.
  • Se quejan, culpan y tratan de controlar al tiempo que siguen actuando igual.
  • Finalmente se enojan.
  • Se vuelven completamente intolerantes.

Posted on 8:30:00 a.m. by Unknown

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lunes, 19 de mayo de 2014


Posted on 10:22:00 p.m. by Unknown

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Lo que nos convierte en adictos es la enfermedad de la adicción; no las drogas ni nuestro comportamiento, sino la enfermedad. Hay algo dentro de nosotros que nos hace incapaces de controlar el consumo de drogas. Ese mismo "algo" nos predispone a la obsesión y la compulsión en otros asepectos de nuestra vida. Cómo podemos saber cuándo nuestra enfermedad está activa? Cuando estamos atrapados en rutinas obsesivas, compulsivas, egocéntricas y círculos interminables que sólo llevan a la decadencia física, mental, espiritual y emocional.

1.- Qué sigfica para mí la enfermedad de la adicción?

2.- Últimamente ha estado activa mi enfermedad? De qué manera?

3.- Cómo soy cuando estoy obsesionada con algo? Mi pensamiento sigue un esquema determinado? Descríbelo.

4.- Cuándo se me ocurre algo, actúo inmediatamente sin considerar las consecuencias? De qué otras maneras me comporto compulsivamente?

5.- De qué manera la parte egocéntrica de mi enfermedad afecta mi vida y la de quienes me rodean?

6.- Cómo me ha afectado física, mental, espiritual y emocionalmente mi  enfermedad?

Nuestra adicción puede manifesarse de muchas maneras. Más adelante, puede que descubramos que la adicción causa estragos en nuestra vida de muchas otras maneras.

7.- De qué forma específica se ha manifestado mi adicción últimamente?

8.- He estado obsesionado con alguna persona, lugar o cosa? De ser así, cómo ha interferido en mis relaciones con los demás? De qué otra manera esta obsesión me ha afectado física, mental espiritual y emocionalmente?

Agarra lápiz y papel y respóndete estas preguntas, te puede sorprender el resultado

Posted on 9:54:00 p.m. by Unknown

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Una relación que nos vuelve locos es aquella en la que un miembro de la pareja es invariablemente derrotado por el otro. Puede que te sientas seguro de tu opinión al respecto de algo que ha hecho tu pareja. No obstante, una vez que comienzas a discutir, en cuestión de segundos comienzas a dudar de tu propia percepción, de aquello de lo que estabas rotundamente convencido. 
Ese es el patrón de este tipo de relaciones para volverse loco, en las que uno siempre duda de si su opinión es válida o no, y termina dudando de sus decisiones y avergonzándose de sus sentimientos. Por lo general, esa persona que está haciendo que te vuelvas loco está proyectando sus propias inseguridades en tu persona.

Cinco signos inequívocos 

de que estás en una relación que te vuelve loco

Estos son unos síntomas que nos ayudan a identificar este tipo de relaciones y, más tarde, las posibles actitudes que nos ayudan a apaciguarlas.
  • Te cuestionas constantemente y, cada vez que estás enfadado con tu pareja, dudas de ti mismo: “Quizás estoy reaccionando desproporcionadamente, a lo mejor soy muy susceptible…”
  • Te ves continuamente excusando y justificando a tu pareja frente a tu familia y amigos por culpa de su comportamiento molesto, pobre o apático: “Ha tenido una semana muy dura… Dice que me había dicho que vendría, pero yo no le entendí bien…”
  • Te apartas de tus propios sentimientos, los minusvaloras: “Déjalo estar, no es para tanto, no seas dramático…”
  • Hay un continuo enfado y una constante ansiedad que nunca se esfuma cuando discutes con tu pareja.
  • Siempre estás intentando arreglar cosas de la relación. Trabajas de más para complacer al otro o para hacer las cosas bien.
  • Te sientes culpable y casi todas tus acciones pretenden compensar o remediar algo.

Pasos para curar esta insana dinámica emocional

  • Deja de concentrar toda tu energía en tu pareja y redirige tus propios pensamientos a ti mismo.
  • Permítete un poco de tiempo cada día para estar en soledad y considerar todo lo que has hecho para complacer de manera irracional a tu pareja.
  • Desarrolla una consciencia de tus emociones y de tus pensamientos que te haga ver lúcidamente tu discurso interno. No debes dudar de ti mismo.
  • Según te vayas haciendo más consciente de tus impresiones, comunica lo que sientes a los demás tal y como es, sin reservas ni deformaciones.

Por trillado que suene, cambiar la relación con uno mismo tiene un profundo impacto en la gente que elegimos, a la que dejamos acceder a nuestra intimidad. Debemos forzarnos y llevarnos fuera de nuestra zona de confort, atrevernos a conocer nuevas personas y olvidar las reservas y los prejuicios. Establecer relaciones honestas con los demás en contextos no románticos ayuda a ser capaces de elegir adecuadamente una pareja que nos haga bien, ya que cuanto más acostumbrados estamos a estar rodeados de gente que nos trate de manera sana, más nos alejaremos de aquellos que no nos traten así. 
Por: Marta Jiménez Serrano – elconfidencial.com

Posted on 3:37:00 p.m. by Unknown

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Comunicación débil
Los codependientes a menudo:


  • Culpan.
  • Amenazan.
  • Ejercen coerción.
  • Suplican.
  • Sobornan.
  • Aconsejan.
  • No dicen lo que sienten.
  • No sienten lo que dicen.
  • No saben lo que sienten.
  • No se toman en serio a sí mismos.
  • Piensan que los demás no toman en serio a los codependientes.
  • Piden lo que desean y necesitan de manera indirecta, suspirando, por ejemplo.
  • conocen las de los demás.
  • Mienten para proteger y tapar a la gente que aman.
  • Mienten para protegerse a sí mismos.
  • Encuentran difícil reguardar sus derechos.
  • Se les dificulta expresar sus emociones de una manera honesta, abierta y apropiada.
  • Creen que la mayor parte de lo que tienen que decir es irrelevante.
  • Comienzan a hablar con cinismo, de manera autodegradante u hostil.
  • Se disculpan por molestar a los demás.

Posted on 2:45:00 p.m. by Unknown

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Descubrimos que todos estamos resentidos desde el inicio de nuestra vida; resentidos con nuestros padres,  maestros y demás personas que influyeron en nuestra crianza. Pero el más grande resentimiento es con nosotros mismos, de allí procede el que pensemos, sintamos y actuemos en forma violenta y negativa, por eso juzgamos, criticamos, agredimos, nos burlamos, nos aislamos, nos prevenimos haciendo de nuestro interior un caos que se refleja en nuestro permanente descontrol, opacando lo positivo y bello que hay en cada uno de nosotros.

Miremos entonces por qué estamos resentidos desde el inicio de nuestras vidas: desde que somos niños la represión de ciertas conductas, que desde su miedo nos hacen los adultos, producen en nosotros estados de ansiedad infantil y la necesidad de enmarcarla. Se nos niega el derecho a expresar emociones como la rabia, la tristeza, el miedo, la alegría y entonces tomamos dos caminos de salida.

1. Nos volvemos bloqueadores de nuestras propias emociones y las destinamos a satisfacer las necesidades de los otros. Es decir, dejamos de SER por HACER, en busca de aceptación y reconocimiento.

2. Nos volvemos rebeldes incontrolables, atacando todo lo que se oponga, como exigiendo que se nos respete el derecho de expresión.

Es siguiendo estos dos caminos como llegamos a adultos, enfermos de resentimientos, porque nos hemos pasado desempeñando la función de un péndulo que oscila entre el miedo y la rabia.
Miedo a no ser aceptados y rabia por no ser aceptados.
Es esta ira no manifestada y almacenada en el saco del pasado la que se va fermentando hasta volverse resentimiento. En la medida que las actitudes de los otros no coincidan con mis expectativas, surge la frustración y se desencadena la ira, pero no como destrucción de mi energía nociva, sino como agresión hacia el otro.
Son también todos aquellos ciclos inacabados en nuestra niñez, los que nos llenan de resentimientos. Como no recibimos el amor, la aceptación, la tolerancia y el respeto que necesitábamos cuando niños, seguimos buscando quien nos llene esos vacíos, quien acabe esos ciclos inconclusos, y como nadie puede hacerlo por nosotros, continuamos resentidos. De allí que si continúo haciendo lo que siempre he hecho, continuo recibiendo lo que siempre he hecho, continuó recibiendo lo que siempre he recibido.
Por eso en el fondo de un ser resentido, sólo hay un niño reprimido, dolido y enfadado con el pasado y por lo tanto encadenado a él con un gancho más fuerte que el acero, llamado resentimiento, el cual solo puede abrirse con una herramienta llamada perdón.

¿Por qué se nos dificulta dejar el resentimiento? 

Porque a lo largo de nuestras vidas, siempre hemos esperado que sean los demás quienes cambien y suplan nuestras carencias para vivir felices. Es decir, porque no hemos querido aceptar que tenemos que entrar en nuestro interior, detectar nuestros propios vacíos, no culpar a nadie por ellos y mucho menos esperar llenarlos desde afuera, sino proseguir el camino de nuestro propio crecimiento, camino que nadie podrá caminar por nosotros.


¿Qué es perdón? 

Es una decisión; decido ir a mi interior, más allá de mis vacíos, traumas, miedos, inseguridades y errores. Al perdonar elijo ver al otro como un ser equivocado que también tiene dignidad y necesidad de RESPETO Y AMOR.

Fuente: Reuniones OA (Anónimo – Medellín.)

Posted on 12:50:00 p.m. by Unknown

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